miércoles, 30 de julio de 2008

Hay amores que se te caen cuando te subes al autobús que te llevará a lo que sigue, o cuando te duchás al día siguiente. De esos nada hay que decir. (Y de los otros no quiero hablar).

2 comentarios:

xairo dijo...

dónde?

e-tachada dijo...

Ves, pues, que el asunto admite fácilmente la discusión, tanto más cuando se debate sobre el estado de sueño y el de vigilia. El tiempo que dormimos es sensiblemente igual al que estamos despiertos, el alma en ambos estados sostiene por encima de todo la verdad de sus figuraciones. Dedúcese de ello que durante un tiempo sostenemos que éstas últimas son la verdad, y que durante otro tiempo igual lo son aquéllas primeras, y nos empeñamos con la misma firmeza en ambas ocasiones.