lunes, 14 de enero de 2008

{Espejo}

Apresurado para obtener respuestas atravezaba las calles como un bandido, pero era yo quien perdia su alma a cada instante y mi sombra se perdía en la misma medida. A cada paso me fundía con la obscuridad pues buscaba devenir noche.

Podía sentir la textura de todas las paredes de la ciudad, me deslizaba por ellas y no necesariamente sobre ellas. Era más bien como una carga eléctrica que atravezaba un conductor buscando la estabilidad.

Sobre las ventanas frente a las que cruzaba no había rastro de mi reflejo, tan veloz me movía. Me guíaba una voz de caracter indefinido que pronunciaba un discurso en el que la única palabra que se podía distinguir a lo lejos era "...más..." Se repetía periódicamente.

Llegué sin dificultades a la fuente de estas palabras. Para mi el tiempo era justo. Sus palabras se tornaron claras para nosotros en cuanto pude observar aquello que se hallaba en la frontera de la ciudad, y hasta ese momento me dí cuenta, que lo que había dejado tras de mí eran meras ruinas. Sólo miraba: El umbrál de arena. Avancé y dentro de él sentí algo que unicamente puedo describir como un tiempo más allá del sol y la luna, un tiempo entre el medio día y la media noche.
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Contraste (VIII)
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descanzabamos en un punto inestable que se desliza y se pierde
hielo

helio

la dislexia de los sentidos

el amargo sabor de mi reflejo en el ojo de la dulzura

dulzura

dulzura y dislexia

al medio día

de la media noche
el flujo puro del tiempo

despertamos sobre el hielo
en movimiento
siempre detrás del sol.

ahí,
en ningun otro lugar,
siendo
un jamás-
nosotros.
habitando
conversando
bajo las sabanas y sus fantasmas
en el fondo de las letras.


y mi imaginación las acompaña:
en el hielo se delizan.

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